Es originaria de China y es posiblemente la práctica más comúnmente asociada con la medicina tradicional. Los chinos conciben el mundo como un todo que se relaciona entre sí, al igual que el cuerpo humano, cuyos órganos y sistemas no funcionan aislados. La energía vital fluye por el cuerpo a lo largo de meridianos, canales o vías de comunicación. Mediante la inserción de finas agujas en puntos específicos o resonadores de cada meridiano, se equilibra la energía trastornada en el órgano que lo rige, ya sea estimulando en los puntos, o produciendo depresión en éstos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoce como una medicina preventiva y complemento eficaz para enfermedades de carácter crónico.